10. Invertir en el cuidado y desinvertir del daño

Así como la justicia restaurativa nos pide que transformemos la cultura escolar, exige que reconsideremos radicalmente la forma en que se gasta el dinero en nuestras escuelas. Los presupuestos hablan claramente de prioridades; como explicó Emily R., “Las cosas que se financian, el mensaje subyacente es: ‘Estas son las cosas que son importantes, estas son las cosas que son valiosas’. Sin embargo, la justicia restaurativa nunca ha contado con suficientes recursos en las escuelas. Para construir culturas escolares genuinamente restaurativas, la financiación debe reflejar los valores restaurativos, con una importante reasignación de fondos al empleo de personal y apoyos para promover la comunidad y el cuidado, no la vigilancia policial y el castigo.

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Cuando les preguntamos al estudiantado, al personal y a los progenitores cómo fortalecer la justicia restaurativa en las escuelas, la respuesta fue directa: Contratar a más personas. El personal de la escuela está al límite y la justicia restaurativa es con demasiada frecuencia una carga adicional para el personal sobrecargado. Un maestro describió sentir que tenía que enseñar y hacer mediaciones al mismo tiempo; la juventud habló de consejeros “estresados” con cargas de trabajo irrazonablemente grandes; y varios miembros del personal señalaron una financiación inconsistente (o inexistente) para roles clave, como para la coordinación de la justicia restaurativa. En este contexto, Leon explicó que, “Me entristece decir que lo que hace que [la justicia restaurativa] funcione es que haya una cantidad de miembros de la facultad que realmente estén dispuestos a hacer mucho trabajo extra… Que estén dispuestos a estar después de la escuela y estar trabajando en preparaciones y almuerzos y todo lo demás porque… nunca hay suficiente tiempo”. Y en la era del agotamiento de COVID, con responsabilidades crecientes, mayor tensión emocional y apoyo insuficiente, mucho personal educativo está ya en un punto de ruptura.

Esta situación no es sostenible ni justa. Como nos dijo Becky G., aquellos en posiciones de poder necesitan “Permitir una contratación de personal amplia y consistente para que siempre haya personas que quieran apoyar a los estudiantes y… que no estén demasiado ocupadas, y que sean suficientes. Y que no estén cambiando porque les cortaron la financiación y ahora… no los volverás a ver”. El aumento de la contratación es esencial para que el personal de la escuela tenga suficiente tiempo y recursos emocionales para comprometerse con la juventud y sus familias con la atención y el cuidado que se merecen. Además, la juventud nos dijo que contratar a más personas en el rol de consejería, trabajado social y personal de BIPoC era la mejor manera de aumentar la seguridad de los estudiantes, al aumentar la cantidad de adultos confiables que podían escucharlos y brindarles apoyo, una necesidad aún más urgente con el estrés de salud mental de la pandemia. Señalando otra forma de ‘proveer personal’ a la justicia restaurativa, el personal educativo también habló sobre la importancia de pagar a al estudiantado por roles de liderazgo en la justicia restaurativa, reconociendo el enorme valor de su trabajo y la realidad económica de que muchos estudiantes no pueden darse el lujo de renunciar a trabajos después de la escuela para participar en actividades extracurriculares no remuneradas.

El personal, el estudiantado y los progenitores también hablaron sobre los recursos mas allá del personal para fomentar el trabajo de justicia restaurativa: tiempo y espacio físico designados en los horarios y edificios escolares, disponibilidad de entrenamiento para toda la comunidad sobre justicia restaurativa y antirracismo, y acceso consistente a apoyos sociales para el estudiantado, incluyendo la atención de la salud física y mental, la alimentación, la vestimenta y la vivienda. Si bien hay mucho por hacer a nivel estructural y en el plano político para mejorar los recursos de las escuelas a largo plazo, las personas que participaron destacaron cómo la administración escolar juega un papel decisivo a corto plazo; escuchamos sobre muchos ejemplos de administraciones que trabajan de manera creativa e incansable para dedicar tiempo y recursos de personal a la construcción de la comunidad y la justicia restaurativa – o, en algunos casos, cómo las decisiones administrativas sobre los recursos y las prioridades debilitaron el trabajo.

“Pero, ¿cómo vamos a pagar por ello?” Esta es una pregunta crítica para nuestro sistema de escuelas públicas de escasos recursos, pero una que con demasiada frecuencia sofoca la conversación sobre el cambio transformacional. Sin embargo, nuestras discusiones de grupos focales dejan en claro que esta pregunta en realidad puede ser una oportunidad para repensar las prioridades. Por ejemplo, varios miembros de la juventud y del personal escolar pidieron quitar fondos a los detectores de metales y a los agentes de seguridad escolar (SSA) empleados por el NYPD y reutilizar y usar ese dinero para financiar al personal escolar y a los recursos de apoyo que impulsan la justicia restaurativa. En particular, el estudiantado habló sobre la redirección de estos fondos hacia los roles de consejería de orientación, trabajo social y hacia ricas oportunidades académicas para todas las escuelas. Este pensamiento se alinea con las campañas de promoción de invertir/desinvertir actuales que ocurren en los movimientos por la justicia educativa y la abolición de la policía y las prisiones.

Tales inversiones en cuidado y atención a menudo se contrastaron con el daño causado por la financiación de la vigilancia escolar. Muchos miembros del personal y algunos del estudiantado describieron la presencia de los SSA y de los detectores de metales como una interferencia directa – o incluso como algo fundamentalmente incompatible – con la justicia restaurativa y la seguridad de los estudiantes. Esta interferencia a veces era literal, como cuando las directivas de; NYPD para los SSA contradicen el enfoque restaurativo de una escuela, o cuando el estudiantado se sintió señalado por SSAs específicos. Pero las personas que participaron también hablaron sobre “las formas sutiles en que se infiltra en muchas cosas”, normalizando la vigilancia policial y la vigilancia en general, y criminalizando a la juventud en sus propias escuelas.

Sin embargo, la juventud que participó tuvo sentimientos variados y a menudo complejos sobre la eliminación de las SSA y los detectores de metales, ya que algunas personas dijeron que estas medidas les darían seguridad (consulte “Reimaginar la seguridad, juntamente,” para obtener más información al respecto). A primera vista, esto podría parecer un juego de suma cero (“esto o aquello”), si los SSAs hacen que algún miembro del estudiantado se sienta seguro mientras que que otro miembro estudiantil se sienta en peligro por su presencia. Pero esto pasa por alto el punto crítico: la juventud participante estuvo de acuerdo en gran medida sobre las cosas más importantes para sentirse segura en la escuela: relaciones de confianza, comunicación abierta, personas en rol de consejería y trabajo social… Y, sin embargo, nuestro sistema educativo y nuestro gobierno nunca han invertido completamente en la visión holística de la seguridad escolar que describió el estudiantado, el personal y los progenitores.

Las personas que participaron conectaron las discusiones sobre el financiamiento y la seguridad escolar con una comprensión más amplia de las inequidades económicas en la educación específicamente y de nuestro sistema económico en general. Múltiples miembros de la juventud, personal y progenitores hablaron sobre la frustración sobre las disparidades percibidas en la financiación de las escuelas de la Ciudad de Nueva York, señalando las diferencias entre las escuelas con un estudiantado más blanco y/o rico, y aquellas con un estudiantado más negro y moreno, de bajos ingresos – ambos con respecto a la financiación de los recursos educativos y la infraestructura policial. Algunos miembros de la juventud señalaron las interconexiones complicadas entre la pobreza, la seguridad y el apoyo gubernamental insuficiente (“estas cosas no están aisladas”), destacando una necesidad mucho mayor de redistribución económica y apoyo para las comunidades de bajos ingresos como la clave para mejorar la seguridad en y fuera de las escuelas. En todo momento, escuchamos llamados a una inversión más expansiva en el crecimiento de TODA la juventud, y la juventud planteó la pregunta: ¿qué pasa si tomamos ese dinero que se dirige a la vigilancia policial y lo invertimos en nuestra educación?

Escuche las voces de la comunidad

Escuche al estudiantado, los progenitores y al personal educativo sobre desinvertir en la policía y la vigilancia, e invertir en la justicia restaurativa y las escuelas centradas en la sanación.

Trabaje a través de la contradicciones

Los Diagramas de Desahogo nos ayudan a reflexionar acerca de los retos, complejidades y contradicciones de hacer este trabajo, y descubrir cómo podemos seguir avanzando. Aquí yace una de las grandes tensiones que hemos escuchado sobre financiar la justicia restaurativa en nuestras escuelas.

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Nos dicen que no hay presupuesto para contratar más facultad y personal de apoyo

NYC gasta $450 millones al año en agentes de seguridad escolar empleados por el NYPD

Hable con su comunidad

¿Cómo luce esto para usted y la gente en su vida? Use las indicaciones a continuación para explorar ideas sobre cómo utilizar fondos y recursos con otra gente en su escuela y comunidades, sentando las bases para comprensión comunitaria y para hacer cambios. (Échele un vistazo al Kit de Herramientas de las Conversaciones Comunitarias para obtener guías descargables para facilitar discusiones sobre este proyecto).

Hágalo que suceda

La juventud, el personal educativo y los progenitores con quienes hablamos describieron una visión de cómo sería financiar completamente la justicia restaurativa y las escuelas centradas en la sanación, así como las formas en que las comunidades escolares han logrado dirigir el tiempo y los recursos hacia la justicia restaurativa en cualquier manera posible. Sin embargo, queremos dejar claro que cuando se trata de cómo se gasta el dinero en las escuelas, las comunidades escolares están limitadas en lo que pueden hacer para destituir del daño e invertir en el cuidado. Los cambios de financiamiento que necesitamos son estructurales, y requieren un liderazgo audaz de parte de la legislatura y otro personal de gobierno – – y el poder de la juventud, sus familias y el personal educador organizándose juntos, exigiendo nada menos que el cambio transformacional que merecemos.

Esta sección brinda una idea de cómo el liderazgo escolar y sus comunidades pueden dedicar tiempo y recursos a la justicia restaurativa y, de manera crítica, los cambios de política a gran escala que necesitamos para garantizar que toda la juventud de la ciudad de Nueva York tengaa la oportunidad de aprender y crecer en escuelas restaurativas y centradas en la sanación. Así luce la justicia restaurativa cuando es En Nuestros Términos.

Construya práctica escolar

Aquí hay ideas específicas de cómo las comunidades escolares pueden reconfigurar los recursos escolares existentes para apoyar la justicia restaurativa y a las escuelas centradas en la sanación.

  • Asigne tiempo y recursos para la construcción de la comunidad, la justicia restaurativa y el apoyo social y emocional dentro de la escuela, y alejado de castigo, incorporando ese tiempo y apoyo en el horario escolar regular. Si bien tienen una opinión limitada sobre muchas áreas de financiamiento y requisitos escolares, la administración debe buscar estrategias creativas para incorporar el trabajo de la justicia restaurativa en las estructuras escolares existentes (días de desarrollo profesional, asesoría, creación de una clase de justicia restaurativa, etc.) y buscar oportunidades para financiamiento y recursos adicionales. Esto puede incluir el intercambio de conocimientos entre las comunidades escolares sobre las maneras en que han reutilizado recursos existentes para apoyar el trabajo de justicia restaurativa.
  • Aumente la transparencia sobre cómo se gasta el dinero en las escuelas – – incluyendo el presupuesto para detectores de metales y agentes de seguridad escolar empleados por el NYPD – – con una comunicación clara sobre lo que el liderazgo escolar puede y no puede controlar. Incluya oportunidades para que la gente de la comunidad escolar comparta ideas sobre el presupuesto actual, aporte ideas sobre lo que cambiaría y comparta ideas sobre cómo se debería utilizar cualquier financiamiento flexible existente en la comunidad escolar.
  • Ofrezca espacio para discusiones y diálogos comunitarios sobre el presupuesto educativo de la ciudad y el presupuesto asignado a los detectores de metales y a agentes de seguridad escolar empleados por el NYPD. Si bien el presupuesto es información pública, no es necesariamente información accesible, y llevarla a las escuelas puede aumentar el poder de la juventud, los progenitores y las familias para participar en más cabildeo.

Louise F. (ella), personal de la escuela: Trabajo para una organización externa que trabaja en las escuelas … Como resultado de la pandemia y las insurrecciones … el personal dijo que realmente necesitamos espacio para desacelerar y desempacar y pensar en cómo vamos a incorporar este [contexto] en nuestro trabajo entre nosotros y con la juventud. Y [nuestro liderazgo] respondió y nos dio ese espacio, para que no tenga que suceder a las cinco, a las seis, cuando estás fuera del reloj. Pero en realidad vamos a dedicar ciertos días para realizar talleres para todo el personal, lo que nos permitirá hacer grupos de trabajo o grupos de afinidad, lo que sea… Que el liderazgo diga: “Este es tiempo de trabajo”. … No estamos diciendo que sea innecesario o adicional, estamos diciendo que en realidad es parte integral de su trabajo con la juventud y en nuestras escuelas.

Exija cambios de política

Aquí hay algunas políticas clave necesarias para desinvertir recursos de la policía y la vigilancia e invertir recursos en financiar completamente la justicia restaurativa y las escuelas centradas en la sanación.

  • Financiar puestos que desarrollen prácticas comunitarias y restaurativas en cada escuela, incluyendo para la coordinación de JR, trabajo social, consejería de orientación y otro personal de apoyo (por ejemplo, asistencia comunitaria, paraprofesionalismo), asegurando que todo el estudiantado tenga acceso a profesionales de salud mental y otra gente adulta de apoyo. Deben ser puestos permanentes con fuentes de financiación a largo plazo para evitar la rotación de personal frecuente y perturbadora.
  • Crear puestos de trabajo de seguridad comunitaria dentro de las escuelas, que no sean empleados del NYPD y que no tengan una función policial, que sean responsables de la prevención y respuesta a la violencia en las comunidades escolares; dicho programa podría seguir el modelo de interrupción de violencia comunitaria o iniciativas de mensajería creíbles.
  • Desinvertir del contrato de $425 millones del Departamento de Educación con el NYPD para la contratación de la policía en las escuelas (por ejemplo, los ‘agentes de seguridad escolar’ (SSA) empleados por el NYPD) y la financiación no transparente dirigida a las estrategias policiales juveniles del NYPD (por ejemplo, Oficiales de Coordinación Juvenil), estimada en más de decenas de millones de dólares. Reasignar esos fondos hacia la contratación de personal y otros recursos necesarios descritos anteriormente en esta sección.
  • Expandir el presupuesto participativo, de modo que las escuelas y las comunidades en general puedan buscar financiamiento para iniciativas importantes para sus comunidades (incluyendo eventos de construcción comunitaria y otras iniciativas relacionadas con la JR).
  • Asignar tiempo y fondos específicos para apoyar a la JR como una práctica de construcción comunitaria y práctica preventiva, no solo como una respuesta al daño. Además del aumento de personal descrito anteriormente, las prioridades de financiación y calendario incluyen:
    • la expansión de la asesoría en todas las escuelas
    • días de construcción de comunidad no académica en todo el sistema
    • iniciativas de mentoría dirigidas por gente adulta y colegas
    • presupuestos discrecionales para eventos de construcción de la comunidad escolar
    • adopción de currículo que sustenta la cultura, con aportes del estudiantado