Nuestro Propósito

En la ciudad de Nueva York y en todo el país, las comunidades organizadoras y activistas han exigido el fin del conducto de la escuela a la prisión y la inversión en la justicia restaurativa, y ha habido un progreso real en los últimos años. A medida que este movimiento gana fuerza, queremos asegurarnos de que no se diluya. Las comunidades escolares que durante mucho tiempo han liderado el trabajo de justicia restaurativa deben tener una voz real en cómo luce la justicia restaurativa en las escuelas; saben que la justicia restaurativa, más que sobre reducir las suspensiones, es una forma   bcompletamente nueva de hacer la escuela.

Creado por un grupo intergeneracional de estudiantado, progenitores, personal educativo y activista de la ciudad de Nueva York, En Nuestros Términos ha sido moldeado por la sabiduría de aquellos con experiencia de primera mano con la justicia restaurativa y el activismo. Moviéndonos más allá de las palabras de moda y las trivialidades, hablamos con la juventud, el personal educativo y los progenitores para profundizar en la experiencia complicada, desafiante y gratificante de la justicia restaurativa en las escuelas para pintar una imagen más clara de cómo puede lucir la justicia restaurativa, cuando es En Nuestros Términos.

Transfondo y Contexto Político

Después de años de organización incesante, el movimiento por la justicia restaurativa ha cobrado impulso en las escuelas y las políticas educativas de todo el país. Esto representa una desviación de una tendencia nacional de décadas de escuelas que dependen de la vigilancia, la securitización y las suspensiones, expulsiones – e incluso arrestos – de “tolerancia cero” como medidas disciplinarias. Estas políticas tuvieron consecuencias devastadoras, con investigaciones que documentaron muchos resultados perjudiciales para el estudiantado suspendido: peor rendimiento académico, tasas más altas de abandono escular/expulsión y mayor probabilidad de involucrarse en el futuro con el sistema legal penal, lo que contribuye a lo que comúnmente se conoce como el “conducto de la escuela a la prisión” (STPP por sus siglas en inglés). Con índices de suspensión desproporcionadamente altos para el estudiantado negro, latino y nativo americano, para el estudiantado con discapacidades, o que se identifica como LGBTQ+ y Aprendiz del Idioma Inglés, estos jóvenes llevan la carga de estos enfoques dañinos de la disciplina escolar.  Al mismo tiempo, no se muestra que la suspensión aumente la seguridad en la comunidad escolar en general, disminuya el mal comportamiento del estudiantado o conduzca a mejoras académicas para los que no han sido suspendidos.

Es con este trasfondo de cabildeo e investigación que las personas que formulan políticas han incrementado su enfoque en disminuir la exclusión escolar y promover enfoques no punitivos para el conflicto escolar.  Por ejemplo, los Departamentos de Educación y Justicia emitieron una guía nacional en el 2014 para disminuir la exclusión escolar, aumentar enfoques como la justicia restaurativa y abordar las disparidades por raza y discapacidad. Y en el  2015, bajo el alcalde de Blasio, el Departamento de Educación de la ciudad de Nueva York (NYC DOE, por sus siglas en inglés) comenzó a solicitar la revisión de los códigos disciplinarios, la disminución de las suspensiones, la expansión de los apoyos de salud mental en las escuelas y el aumento de la justicia restaurativa. En el 2019, el NYC DOE anunció nuevos esfuerzos para aumentar la financiación y el acceso a la justicia restaurativa, el apoyo social y el entrenamiento contra-prejuicios para más escuelas y personal educativo de la ciudad de Nueva York. Si bien la organización de la justicia educativa vio este movimiento como una victoria importante, también lo vio como solo el primero de muchos pasos que la ciudad podría tomar para profundizar su compromiso con la justicia racial y la sanación en las escuelas.

Muchos de estos esfuerzos de políticas han incluido un llamado a expandir la justicia restaurativa – una exigencia central para muchas personas activistas de la justicia educativa. Con raíces en ciertas prácticas indígenas, la justicia restaurativa es un enfoque relacional hacia el conflicto con los objetivos de abordar las causas fundamentales del conflicto, reparar el daño y fomentar formas democráticas y colectivas de responsabilidad. Un cuerpo de investigación limitado pero creciente sugiere que la justicia restaurativa mejora el clima escolar y la participación del estudiantado, y disminuye las peleas, la intimidación y las suspensiones.

Mucho antes de su reciente aumento de popularidad, grupos de personal educativo, juventud y progenitores activistas e individuos envueltos en la organización comunitaria ya estaban desarrollando prácticas restaurativas en las escuelas – aún si no por nombre, y a menudo en desacuerdo con las políticas disciplinarias oficiales. Su impulso por la justicia restaurativa siempre ha sido solo una parte de una lucha más amplia por la justicia educativa y la construcción de espacios de aprendizaje afirmativos, de apoyo y liberadores para toda la juventud. Y, en particular, los cambios de política recientes no abordan las exigencias de cabildeo para desinvertir de las medidas policiales y de vigilancia (detectores de metales, cámaras) en las escuelas, que son impulsores clave del conducto de la escuela a la prisión.

Y así, para estos grupos, el movimiento de la justicia restaurativa desde los márgenes hacia la política de educación formal es tanto motivo de celebración como de ansiedad. Vemos a las escuelas simultáneamente como un lugar de daño sistémico histórico y continuo contra la juventud ya marginada y como un lugar irrenunciable de promesa liberadora, por muy imperfecta que sea. Para aquellas personas profundamente comprometidas con la justicia restaurativa en la ciudad de Nueva York, había ansiedad sobre: ​​la combinación de disminuir las suspensiones e implementar la justicia restaurativa (ideas interconectadas, pero no iguales); la dilución de las exigencias para un cambio cultural holístico de la justicia restaurativa en “herramientas” descontextualizadas o entrenamientos únicos; y, la cooptación de la justicia restaurativa con fines punitivos; y cómo la constante necesidad de defender el lugar de la justicia restaurativa en las escuelas puede quitarle energía a nuestra capacidad colectiva para abordar los desafíos y puntos conflictivos en la práctica restaurativa (por ejemplo, las dinámicas de poder en las escuelas, las disparidades raciales en curso) dentro de nuestras comunidades.

En Nuestros Términos surge de este momento de tensión y posibilidad. Con estas preguntas inminentes, el Restorative Justice Initiative reunió a Teachers Unite, el Public Science Project y The Dignity in Schools Campaign-New York para considerar cómo podríamos abordar colectivamente estas ansiedades y garantizar que la juventud, el personal educativo y las familias de la ciudad de Nueva York estuviesen al centro de la conversación sobre la justicia restaurativa en las escuelas. Juntos, nos propusimos construir un proyecto de investigación de acción participativa crítica con raíces profundas en la organización de la justicia educativa y las comunidades escolares restaurativas en toda la ciudad.

Este proyecto es nuestra manera de retomar la conversación sobre la justicia restaurativa y la seguridad en las escuelas, para garantizar que el estudiantado, el personal educativo y los progenitores que han estado construyendo este trabajo desde el principio estén al centro de la toma de decisiones sobre políticas y prácticas educativas. ¿Cómo serían las escuelas de justicia restaurativa y centradas en la sanación, si fueran En Nuestros Términos?

Referencias